Sueños como punto de encuentro
Cualquier par o grupo de personas que comparten sus sueños, en particular si exploran los sentimientos e ideas relacionadas con el sueño y sus imágenes, establece rápidamente una intimidad social. Se trate de una familia que comparte sus sueños, o bien de dos amigos, es posible crear una atmósfera en la que se aceptarán los sentimientos más profundos, dolorosos y maravillosos. Esta exposición de las zonas de sentimientos y temores habitualmente privados a menudo ofrece nuevos datos al sonante y permite además ventilar temas nunca expresados antes en forma consciente. El hecho mismo provoca una valiosa descarga terapéutica, aparte del mayor conocimiento de uno mismo y de la oportunidad de meditar o reconsiderar lo que se ha descubierto.
Herbet Reed, director de la revista Sundance, dedicada a los sueños, residente en Virginia Beach, Estados Unidos, fue el iniciador de experimentos grupales sobre sueños. Su origen fue que Reed notase que en los grupos que dirigía, cuando uno de los miembros tenía un sueño, posteriormente los demás soñaban con el problema del primero. Sugirió entonces que el grupo intentase repetir la experiencia deliberadamente, compartiendo luego los sueños resultantes para determinar si eran útiles para la persona con un determinado problema. Los sueños descriptos a menudo componían un cuadro más detallado de la situación de la persona. En una oportunidad el grupo tuvo muchas imágenes oníricas de agua. Todas fueron útiles al ayudar a la mujer que buscaba ayuda para admitir que tenía fobia al agua y que debía aprender a nadar. En otro experimento una mujer presentó un problema de indecisión en cuanto a un pase a otra universidad y sobre lo que quería estudiar. Los integrantes del grupo señalaron entonces que estaban confundidos porque no habían soñado con la universidad. Varios soñaron con sexualidad extramarital, en cambio, lo cual llevó ala mujer a admitir que tenía relaciones con un hombre casado. Seguidamente reconoció que el motivo de su indecisión era esta relación. Decidió entonces darla por terminada y continuar sus estudios.
Sean cuales fueren los resultados de las experiencias de Reed, es de evidente utilidad aplicar los principios básicos con los que trabaja.
Pueden utilizarlos tanto dos personas como un grupo: padre e hijo, marido y mujer, hombre de negocios y empleado. La idea es soñar en forma mutua por acuerdo previo. Como toda empresa, la participación y por consiguiente los resultados son mucho más notables cuando existe un problema de razonable importancia detrás del experimento.
Es eficaz imaginar que durante el sueño vamos a encontrarnos para considerar qué sucede entre nosotros. Después de haber dormido y al despertar debemos tomarnos tiempo para recordar los sueños que hayamos tenido. Deben anotarse aun cuando parezcan totalmente ajenos al tema que nos preocupa. Para la exploración de estos contenidos aplicaremos las técnicas de procesamiento de sueños.
Ejemplo: “Mi mujer y yo decidimos encontrarnos en nuestros sueños. Soñé que estaba en un cuarto idéntico al de los fondos de la casa durante mi matrimonio anterior. Estaba allí mi mujer actual. Me pidió que la ayudase a mover el ropero. Me recordó, aunque no se parecía, el mueble que había estado en ese dormitorio. Me puse de espaldas y levanté ambas manos para presionar la parte interior, arriba. Así lo trasladé hasta otra pared. Cuando aparté las manos la madera se quebró. Sentí que era necesario deshacerse de él”. (Thomas B.)
Thomas procesó el sueño y descubrió que había conectado sentimientos de su primer matrimonio con el ropero y el dormitorio. En realidad el ropero gastado expresaba los sentimientos de mezquindad de Tom por haberse divorciado de su primera mujer. Él siempre imaginó que el primer matrimonio, representado por el dormitorio, duraría toda la vida. Al divorciarse había hecho algo que no le agradaba, y la sensación lo acompañaba aún. Según dice: “Estoy cargado por este sentimiento de mezquindad y de segunda opción sobre mi relación actual y debo librarme de él”.