Arquetipo de la Sombra
Descrita como una forma vaga, a menudo del mismo sexo que el soñante; un “zombie” o muerto que camina, una forma oscura, una “cosa” poco visible. Algo o alguien que nos inspira atención, que en cierta medida nos repele; lo que está a nuestras espaldas en un sueño; cualquier cosa oscura o amenazadora.
La sombra es cualquier parte de nosotros mismos que rechazamos y a la cual no permitimos expresión en nuestra vida. Pueden disgustarnos tanto ciertos aspectos de nuestra naturaleza que dejamos entera-mente de ver para observarlos en cambio en otras personas y criticarlos. Las naciones tienden a hacerlo tanto como los individuos. Los nazis proyectaban todos los problemas sobre los judíos. Los estadounidenses no han deseado contemplar sus propios problemas sociales y observan en cambio los de los rusos. Sin duda los irlandeses culpan a los ingleses y los ingleses adoptan el sistema de clases, con sus proyecciones entre patrones y trabajadores. Resulta más fácil que contemplar nuestra propia sombra.
Si podemos pensar en las características que detestamos en otros, tendremos un cuadro bastante exacto de lo que reprimimos en nosotros. El “Don Juan” puede esconder una sombra que se siente inferior desde el punto de vista sexual; la madre amante y cristiana podría verse frente a una sombra llena de resentimiento y enojo por la forma en que se la ignora. Encontrarse con la sombra mediante los sueños es encontrarse con nuestra propia realidad, lo cual nos permite desde aquí contemplar el mundo en términos realistas. Es posible enfrentarnos con nuestra sombra.
Fraser Boa cuenta la historia de un hombre que dijo a su analista que había soñado con Gallo Rojo, un personaje de los dibujos animados utilizado por los Estados Unidos en sus parques nacionales. Gallo Rojo es mandón y dice a la gente que se guarde su basura y sus colillas de cigarrillos. El analista le preguntó si reconocía a Gallo Rojo en sí mismo. Después de reflexionar un rato el hombre respondió que no, que no veía que él pudiese ser así. El analista le sugirió que preguntase a su mujer si lo veía como Gallo Rojo. Se sorprendió mucho cuando ella respondió afirmativamente. Al cabo de unos minutos de repetirle que estaba equivocada, accedió a interrogar individualmente a sus tres hijos por sugerencia de ella. Se quedó muy sorprendido cuando cada uno dijo que indudablemente veían en él a Gallo Rojo. Siempre daba órdenes a todos y desplegaba su autoridad. Gallo Rojo era su sombra.
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