Arquetipo Cristo
Si bien suele verse en general a Cristo como una figura histórica, en los sueños nunca aparece bajo este aspecto. Es un proceso de gran poder en el inconsciente humano. En Occidente damos a este proceso el nombre de Cristo, pero el proceso o arquetipo es universal y tiene diferentes nombres en las diversas culturas. Representado a veces en los sueños como un pez o como un hombre de gran tamaño, en general el Cristo es una expresión del potencial del soñante, lo que éste puede hacer de su vida. Además pinta lo que podría calificarse como un sentido de las fuerzas de simbiosis o de actividad cooperativa operantes en la vida humana y el cosmos. Existen por lo menos cuatro aspectos de Cristo, tal como aparece en los sueños.
El Cristo de la catequesis o Cristo de la Iglesia: representa las normas sociales, la moral generalmente aceptada y las reglas sociales. Este Cristo aparece porque la Iglesia tiende a representar valores tradicionales y también tiene la intención de presionar a la gente para que viva estos valores. El soñante puede tener una relación infantil con este Cristo o bien, si intenta ser responsable de sí mismo, entrar en conflicto con él. Algunos hallan que este Cristo tiene un papel castrador en su vida y huyen horrorizados. En realidad este aspecto de adoctrinamiento social puede dar como resultado una carga tan grande de culpa y represión que a su vez crea inválidos psíquicos. El intento de hacer siempre “lo que corresponde” puede conducirnos al punto en que “no podemos decir ‘no’ a un vaso de agua sin sufrir un acceso de angustia”. Dos de las grandes fuerzas que empujan al alma humana o a la psiquis son la presión social, como por ejemplo las normas morales, y las presiones biológicas, como el impulso sexual. Hay individuos que libran una lucha durante toda su vida contra una u otras. El criminal, en el plano social, y el asceta luchan respectivamente contra cada una.
El Cristo ideal: proceso psicológico que nos lleva a no hacernos responsables de nuestros propios ideales elevados; nuestra nostalgia del bien; nuestros poderosos impulsos contra lo que vemos como malo en el mundo. Esto influye en nosotros para que esperemos una señal de Cristo en nuestro sueño con el fin de obtener autoridad, o vencer la ansiedad asociada con tal impulso. Deseamos que Dios nos indique que actuemos de determinada manera porque no deseamos ser responsables por nosotros mismos. Ejemplo: “Me encontraba frente a un castillo. Estaba cerrado y guardado por soldados con armaduras. Cuando me pregunté cómo entrar, se me ocurrió que si me vestía y actuaba como un soldado me permitirían entrar. Tuve éxito, y una vez adentro Cristo vino a mi encuentro y dijo que me tenía reservada una tarea importante”. (Sonia.) El secreto celosamente guardado es el propio impulso de Sonia de llevar a cabo alguna obra socialmente creativa. No quiere reconocer el impulso como propio. Es más fácil decir: “Cristo me mandó hacer esto”. De este modo evita un contacto directo con la oposición.
El Cristo no oficial: “Arreciaba una violenta batalla con muchos disparos. Inmediatamente caí y me hice el muerto. No estaba herido en lo más mínimo, pero no quería correr riesgo alguno en esta lucha. Mientras estaba tendido allí, vi acercarse caminando hacia mí a un hombre alto, uniformado y de aspecto vigoroso. No dio señal alguna de temor ante los disparos y sin hacer ruido se arrodilló junto a mí. Imaginaba que era Cristo, pero me confundía que fuese un soldado. Apoyó una mano en mi espalda y poco a poco fue desplazando los dedos bajo el caparazón de un animal grande, semejante a un molusco,que yo ignoraba haber tenido adherido como un parásito. Sentí que me lo arrancaba, pero sus tentáculos seguían aferrándome hasta el pecho. Seguidamente me ayudó a sentarme y me dijo cómo podía separar esos tentáculos y de esa manera curarme”. (Peter.)
Peter tenía una enfermedad psicosomática que lo debilitaba cuando tenía este sueño y que le causaba dolor donde se extendían los tentáculos. El caparazón es su defensa contra el hecho de sentir sus propios males y conflictos interiores. El sueño lo muestra tomando contacto con una fuerza que no teme este campo interior de batalla y conflictos, y que puede mostrarle formas de curar problemas humanos reales. El proceso de curación se basa en la acción consciente del sonante, no en la de Cristo, lo cual sugiere que el soñante asume la responsabilidad de su propia situación. Peter comprendió que había estado evitando su propio campo interior de batalla, pero consideraba haber descubierto una fuerza que respaldaría sus esfuerzos por encontrar curación. En efecto, hizo frente a sus conflictos y consiguió superar sus males. Los conflictos de Peter implicaban el amor por sus hijos y su sexualidad. Este Cristo es nuestra vida sin pecado; el torrente de la sexualidad cargada de amor; la fuerza para derribar las reglas sociales porque nos infunde el amor por la vida. No le preocupan las balas, la muerte, el mal o el bien, por tener un sentido integral de la propia existencia y de su propia honradez y un lugar en la eternidad.
El Cristo integral o cósmico: “Soy un periodista que informa sobre el retorno de Cristo. Se lo espera en un gran vapor con ruedas que navega por un ancho río. Me siento escéptico y veo a sus discípulos y seguidores congregarse en la popa del barco. Llega el gurú, vestido con prendas blancas muy simples. Tiene un pelo largo y barba de color rojizo y una cara bondadosa y llena de sabiduría. Empieza a tocar un ritmo sencillo sobre unatabla o tambor indio. El tema va convirtiéndose en una compleja mezcla de ritmos orquestales a medida que todos participan. Comprendo entonces que esCristo y me siento sobrecogido de respeto mientras trato de cumplir mi parte en la música. Marco el ritmo con mi lapicera y descubro que soy torpe. Llega hasta mí una botella o un abrelatas desde la dirección de Cristo. Intento un ritmo suplementario, una pequeña parte de la gran música universal”. (Lester 5.)
Cada uno de nosotros tiene un sentido de conexión con el todo, con el cosmos. Podemos tener poca conciencia de este sentido, nuestro escepticismo puede negarlo, como lo hacía Lester. Sin embargo, el descubrirlo puede enriquecer el resto de nuestra naturaleza. Está acompañado por el descubrimiento de que tomamos parte en ese drama de inimaginable grandeza que es la vida. Confiere un sentido, cualquiera que sea el estado de nuestro cuerpo, enfermo o sano, de que tenemos algo que hace insignificante todo defecto o virtud del cuerpo. No suprimirá todas las dificultades de la vida, pero será un buen compañero en el camino. En los sueños y en la religión Cristo es representado también como hijo de Dios o del cosmos. Este aspecto de Cristo es cósmico, de más allá de la Tierra. Se trata de un proceso del cosmos intuido por el inconsciente y se presenta bajo la imagen de Cristo o de otras figuras en diferentes religiones. Es posible que haya un proceso innato en los seres humanos relacionado con el amor y la simbiosis, del cual adquirió conciencia la humanidad en un momento particular del desarrollo de esta conciencia. La toma de conciencia se expresa en lo que conocemos como el Jesús histórico. Ver religión y sueños; arquetipo del Yo.
Ver arquetipos.