Abreacción (psicoanálisis)
“Desde hace mucho tiempo estoy sufriendo una pesadilla de tanto realismo que a veces temo estar por morirme. En mi sueño he tragado algo que literalmente está por asfixiarme o por envenenarme. Me despierto y corro escaleras abajo hacia la cocina, escupiendo, medio ahogado, apretándome la garganta y haciendo toda clase de ruidos que alarman a mi mujer. He llegado a tener este sueño hasta cinco o seis veces por noche. Según mi médico podría tener que ver con la guerra pasada. Yo era niño entonces y mi padre me despertaba continuamente para llevarnos al refugio antiaéreo, hasta cuatro veces en la misma noche, y nos bombardearon en dos oportunidades. No recuerdo haber tenido miedo entonces.” (Señor K.T.)
En psicoanálisis la abreacción consiste en la experiencia renovada de hechos o situaciones dolorosas o traumáticas. En muchos sueños es obvio que el proceso subyacente intenta desencadenar una nueva reacción. Esto sugiere que el proceso de soñar, como lo afirman Jung y Hadfield, es autorregulador en nuestra psiquis. En muchos casos, cuando una persona explora el contenido afectivo de sus sueños con una actitud de confianza, la abreacción se produce. Si bien en años recientes ha recibido diversos nombres, como terapia primaria, rolfing, descarga, catarsis, la abreacción es siempre un proceso básico de curación psicológica. Partes de nuestra experiencia se tornan reprimidas porque todos tenemos una reacción automática para evitar el dolor, Por ello la experiencia dolorosa nunca puede sentirse o ser comprendida del todo en el momento. Revivirlas nos permite revisarlas e incorporar información vital sobre nosotros mismos. Con frecuencia todo el análisis del mundo no logra aliviar un cuadro neurótico, hasta que se libera y se comprende la emoción reprimida que lo inmoviliza.
La fuerza con que nos resistimos a permitir que nuestra persona reaccione en forma espontánea se observa en el último ejemplo. El señor K.T. es conducido hasta el borde de revivir su infancia, llena de estrés una y otra vez. A pesar de ello consigue eludir el recuerdo real y en particular experimentar ninguna de sus emociones y temores infantiles. Lo opuesto aparece en la relación hecha por Clive, que exploró conmigo un sueño en el qüe recibía un disparo en el brazo en el taller de su padre. “Durante varias horas no pude descubrir nada sobre el sueño. Mi mente vagaba, simplemente. Con ayuda persistí en mi, exploración. De repente sentí que se abría un espacio, primero hastaver que el taller era un lugar en el que inconscientemente experimenté un intenso sufrimiento afectivo. Mi padre no cesaba de criticarme. Nunca tuve una palabra de estímulo. Tuve entonces un acceso de llanto, al sentir el dolor de anhelar que mi padre me amase en lugar de criticarme todo el tiempo, y me ayudase a transformarme en alguien capaz de afrontar la vida. Y entonces surgió algo que nunca había deseado ver, los treinta años de mi vida que había desperdiciado al evitar todo contacto con la autoridad. Mi padre fue la primera autoridad en mi vida. Había roto mi relación con Ol por haberme faltado su apoyo y luego hecho lo mismo con la escuela y cap otras situaciones relacionadas con la autoridad. En cambio, qué alivio significó comprenderme y conocer por fin a ese adolescente vulnerable que había sido. Cuánto lo amaba y lo comprendía, a él y también a mí mismo.”
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