Activo/pasivo

“Estaba en una casa en la que viví hace muchos años. Cómo llegué hasta allí no lo sé, pero me vi sentada en una silla exactamente detrás de la puerta de calle cerrada. Había un silencio total y yo sentía miedo, pero no hice ningún esfuerzo por moverme”. (Señora J.)

Cuando somos observadores inactivos en un sueño, estamos todo el tiempo en el extremo receptor de la acción o, como en el ejemplo, no hacemos esfuerzo alguno por desplazarnos del origen del malestar, tenemos un papel pasivo. Si ello ocurre a menudo en nuestros sueños, es probable que seamos pasivos en nuestra vida de vigilia. Es posible cambiar gradualmente tal situación mediante técnicas como la imaginación activa. Lo que enfrentamos en nuestros sueños son las propias emociones, temores y sexualidad, de modo que se debe tomar el control de nuestro ser en lugar de ser su víctima. El siguiente sueño ilustra a un soñador activo: “Iba caminando en dirección a una casa cuando una cantidad de demonios o diablos se lanzó hacia mí con aire amenazador, tratando de impedir que entrase en la casa. A pesar de sus gritos lúgubres, no sentí miedo de ellos. Me sentía muy molesto y para mostrarles que no jugaba, tomé a uno y con la mano derecha le di un fuerte pellizcón. Comenzó a aullar de dolor mientras yo apretaba más y más”. (Clive J.)

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