Animales

Como cualquier otro animal, los seres humanos han desarrollado ciertos rasgos físicos y de conducta. Algunos de estos rasgos, como el del recién nacido que intenta amamantarse, están arraigados en millones de años de experiencia y pueden considerarse como instintivos. Observamos estos rasgos cuando un perro levanta instintivamente una pata lastimada. En nuestras propias actitudes vemos algunos, como el deseo de elegir líderes. Muchos de estos hábitos son fisiológicos o sociales. En nuestros sueños representamos tales impulsos o hábitos como distintos animales. Nuestro impulso sexual contenido o nuestra agresión puede presentarse en nuestro sueño como un perro llevado mediante una correa. El poder de impulsos tales como el de la paternidad por medio del sexo puede manifestarse como un caballo al que tratamos de controlar. Pero más que nada el animal de nuestros sueños representa nuestras intensas reacciones frente a determinadas situaciones, reacciones desarrolladas a lo largo de siglos de experiencia humana en situaciones a menudo terribles. Este aspecto de nuestra personalidad está arraigado en las partes más antiguas de nuestro cerebro.

Era común hasta ahora considerar el animal de nuestros sueños exclusivamente como impulso sexual. Sin embargo, el estudio cuidadoso de los sueños en que ellos aparecen demuestra que no es así. El animal representa todas nuestras necesidades y respuestas biológicas, incluso la supervivencia y el hambre; la reproducción, los impulsos de paternidad; la necesidad de ejercicio y reposo; las aspiraciones sociales, las reacciones de temor; el enojo; la necesidad de proveer protección y alimento (a hijos y pareja); la construcción de vivienda/nido; la protección del territorio; la jerarquía social, etc. Cuando estos aspectos de un individuo sufren daño o traumatismo, encontramos padres que han perdido su lazo natural con su hijo y su preocupación por él, individuos sin sentido de función social o responsabilidad, lo cual los hace criminalmente violentos; también es ppsible que la sexualidad esté perturbada o mal dirigida. La dominación o el intento de destruir del todo lo que tenemos de animales puede ser causa de tensión, depresión y enfermedad. La huida tan común hacia un intelectualismo árido es causa de conflicto interior. Tampoco se hallará la respuesta en una total actitud permisiva. Nuestras funciones cerebrales superiores también requieren expresión. Uno de los desafíos de la maduración es, pues, conocer a nuestros “animales” y relacionarnos con ellos en forma satisfactoria, al asegurarles su expresión. En un sentido fundamental, estos impulsos se dirigen a la vida.

Cabe recordar que cuando mencionamos el sexo o la sexualidad no aludimos simplemente al acto sexual, sino a la sexualidad en su aspecto total, que incluye la necesidad de ser padres, y el amor y los cuidados que ello implica. (Las lesiones cerebrales o determinadas drogas o sustancias químicas pueden disminuir los niveles “humanos” de la función y sólo se expresan entonces niveles de animal o de reptil.) A continuación enumeramos algunas de las formas en que figuran los animales en nuestros sueños.

Ver animals y animals in your dreams y animals as dreamfigures

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