Filosofía de los sueños
Al intentar reunir la información obtenida en el estudio de millares de sueños, no simplemente en su aspecto superficial, sino explorados en profundidad por medio de las emociones y asociaciones directas del soñante, surge una filosofía o visión de la vida. Sugiere que nuestro nacimiento como seres físicos y psicológicos es una paradoja. Somos únicos y al mismo tiempo personas comunes indiferenciadas. Desde el punto de vista psicológico tenemos nuestra identidad, originada en la vida de millares de seres humanos que nos precedieron y dejaron los dones de la palabra, la música, el arte, los conceptos y la información. Nuestra vida mental, nuestra conciencia se forma de una manera muy real con lo que ellos dejaron de sus propias vidas. Nuestra conciencia fue tallada en la roca de las posibilidades mediante el amor, la lucha y el dolor, el esfuerzo y el ingenio de sus vidas. En particular nuestra psiquis tomó forma o modelos de nuestros padres, y los rasgos de nuestras propias vidas, aunque desconocidos a veces, provienen de los padres, retrocediendo en el tiempo a través de muchas generaciones.
Nuestra identidad nos es dada por los seres humanos que nos crían. Este sentido de nuestra propia persona surge porque nos tratan como si fuésemos dicha persona. Junto con el lenguaje forma la matriz creadora de la conciencia de nosotros mismos. Dar un nombre es por lo tanto un milagro que actúa como núcleo, alrededor del cual es posible realizar las numerosas conexiones mentales que forman nuestra imagen. Es tal vez por esa razón que dar un nombre en el bautismo se considera un rito sagrado en el cristianismo.
Nuestra personalidad consciente puede vivir sin adquirir conciencia nunca de sus conexiones con otras vidas, salvo cuando las encuentra en la vida cotidiana. Que su existencia se haya basado en lo que recibió de incontables vidas más, que constantemente los seres humanos se crean mutuamente, consciente o inconscientemente, mediante el fluir dinámico de la comunicación, puede no advertirse nunca. Tampoco podría llegar a saberse que nuestra propia vida es también parte de este proceso creativo, este mar de conciencia viva. A pesar de ello cadavida individual toma parte sin cesar en la colectiva, sea en forma positiva o negativa. No hablamos de un mito, sino de algo enteramente observable. Desde el punto de vista de los sueños, si nuestra vida no ha dado nada en amor, hechos, crianza de hijos, en ideas o en arte, estamos muertos, durante la vida y después de ella. Dar y recibir, afinidad y simbiosis, crecimiento y decadencia son las bases del proceso vital, de acuerdo con los sueños.
En la muerte nos vemos frente a un fin muy real, una verdadera muerte. No hay vía mágica de escape. Todo lo que hemos sido, todo lo que hemos llegado a ser, todo lo recolectado o ganado, se pierde, termina. Aquí vuelve a aparecer la paradoja. Los sueños sugieren que de todo lo que dimos de nosotros, de todo lo que recibimos del ser de los demás, nos recreamos en el dominio de la conciencia. Esto puede significar que podemos continuar siendo influencias vivas en la vida de quienes viven aún. Lo que se sugiere es que ocurre algo mucho mayor que esto.