Lucidez, dormir despiertos

A veces en la práctica de la distensión profunda, la meditación o la privación sensorial, nuestro ser entra en un estado parecido al sueño, aunque mantenemos la conciencia de estar despiertos. Se asemeja a un viaje dentro de un profundo mundo interior de la mente y el cuerpo, en el que nuestros sentidos dejan de funcionar como en el estado de vigilia; el cerebro actúa de un modo diferente y la conciencia se introvierte en un grado que no es habitual. Puede ser un mundo alarmante simplemente porque no estamos habituados a él. En la misma forma puede surgir cierta medida de estado consciente mientras soñamos. Llamamos a esto sueños lúcidos. En ellos podemos cambiar o dirigir deliberadamente lo que sucede en el sueño de manera no habitual en los sueños comunes.

Ejemplo: “Había entrado en marcha atrás en una gran playa de estacionamiento comercial. Mi mujer, dos de mis hijos y yo bajamos del automóvil. Mientras estábamos aún en la playa advertí que donde debía estar mi coche había una motocicleta, y dije a todos: ‘Había allí un automóvil hace un momento y ahora hay una motocicleta. ¿Saben lo que significa? Que estamos soñando’. Mi hijo Mark estaba ahora aquí con mi ex esposa. Les pregunté si se daban cuenta de que estaban soñando. Adquirieron una expresión vaga y no me respondieron. Repetí la pregunta y yo me sentía bien despierto”. (William V.) El de William es un sueño lúcido más o menos típico, pero hay otros rasgos que éste no ilustra. Durante los días o semanas anteriores a un sueño lúcido experimentamos un aumento de los sueños sobre vuelo.

El ejemplo que sigue muestra otra característica común: “En muchos sueños advierto que estoy soñando. Además, si me amenaza en él algo desagradable, me alejo despertándome”. (Alan.) La lucidez suele tener esta cualidad de permitir al soñante evitar elementos desagradables del sueño. La decisión de evitar decisiones internas desagradables es un rasgo común en nuestra vida consciente, de modo que este aspecto de la lucidez no es más que una forma de adoptar la misma decisión en un sueño. Algunos autores afirman que es un medio de manejarse frente a sueños aterradores. Evitarlos no resuelve el problema sino que simplemente lo entierra más hondamente aún en el inconsciente donde puede dañarnos en forma más subrepticia. Algunas comprobaciones recientes sobre la supresión del dolor y del estrés, en relación con una frecuencia mayor del cáncer, sugieren que suprimirlos no es un modo saludable de manejar los sentimientos.

Otro enfoque de la lucidez es que puede ser una especie de terreno de juegos donde podemos caminar atravesando paredes, saltar desde grandes edificios y volar, transformar el sofá en un amante atractivo, y así sucesivamente. Cabe reconocer que es importante aceptar que nuestra vida en los sueños es un mundo diferente y que por ello se rige según principios completamente distintos de los del estado de vigilia. A menudo internalizamos en la vida de nuestros sueños pautas morales y temores que tienen significado sólo cuando estamos despiertos. Eludir un toro que nos ataca es por cierto importante en este caso. En cambio, en nuestra vida de sueños, hacer frente a este ataque es integrar la enorme energía representada por el toro, una energía que nos pertenece pero de la cual “venimos huyendo” hasta ahora. Comprender diferencias tan simples origina una verdadera revolución en la forma en que nos relacionamos con nuestros propios hechos y posibilidades internos. Tratar los sueños lúcidos como si no ofreciesen otra experiencia, excepto el manipuleo del ambiente de dicho sueño o evitar un encuentro, implica renunciar a un aspecto sorprendente del potencial humano.

Ejemplo: “En mi sueño estaba contemplando el crecimiento de un helecho. Era pequeño, pero se extendió rápidamente. Mientras lo observaba comprendí que el helecho era simplemente una imagen de un proceso que tenía lugar en mi interior, del cual adquiría una conciencia cada vez mayor a medida que observaba. Estuve entonces perfectamente despierto en pleno sueño y comprendí que ese sueño y tal vez cualquier otro eran expresiones de hechos reales que ocurrían en mi cuerpo y en mi mente. Sentí un enorme entusiasmo, como si estuviese siendo testigo de algo de suma importancia”. (Francis P.)

Actualmente se acepta, merced al trabajo de Freud, Jung y muchos otros, que dentro de las imágenes de un sueño se encuentra información valiosa sobre lo que ocurre en el interior del soñante, quizás inconscientemente. Es extraño, no obstante, que casi nunca se considere que es posible tener una percepción directa de este nivel de “hechos” internos sin el sueño. Lo que describe Francis es una experiencia de estar en la cúspide de los símbolos y de la percepción directa. En vista de la enorme ventaja de recoger esta información directa, sorprende que rara vez se la mencione, excepto en los trabajos de Corriere y Hart en The Dream Makers.

Ejemplo: “Desperté en mi sueño y empecé a ver, sin ningún símbolo, que mis actitudes y movimientos durante el sueño expresaban un sentimiento de antagonismo o irritación contenidos contra mi mujer. Pude observar además que los sentimientos surgían de mi disciplina de sexualidad. Al comprender que no deseaba tales sentimientos los alteré y desperté lo suficiente como para volverme hacia ella”. (Francis P.) Después de haber tenido el primero de estos sueños de percepción directa, Francis intentó utilizar nuevamente esta función con el resultado que describimos en el sueño anterior y en otros semejantes. Así como la interpretación clásica de los sueños sostiene que los símbolos oníricos representan procesos psicobiológico-lógicos que podrían develarse mediante el procesamiento de sueños, lo que vemos en la lucidez de Francis es una ruta directa al conocimiento interior, y por ella, a un rápido crecimiento personal tendiente a una mejor experiencia de vida. Estos sueños no sólo proporcionan visión psicológica, sino que además dan a menudo la percepción directa de procesos registrados en el cuerpo, como lo ilustra el siguiente sueño: “A pesar de estar profundamente dormido estaba bien despierto, sin ver ningunasilueta o forma. Tenía una experiencia directa, sin imágenes de ninguna clase, de la acción de las energías de mi cuerpo. No tenía conciencia de ninguna forma corporal, sino sólo del fluir de actividades en los órganos. Repasé lo que podía observar y noté una tensión en el cuello que entorpecía el movimiento e intercambio de energías entre la cabeza y el tronco. También era obvio, por lo que podía observar, que la tensión se debía a una actitud que tenía frente a la autoridad, y que si esta tensión continuaba podría conducir a una enfermedad física”. (Tony C.)

Un uso eficaz de la lucidez consiste en hacer un hábito de ver los hechos de nuestra vida en estado de vigilia como si fuesen sueños. ¿Qué significan en términos de nuestras motivaciones, temores, crecimiento personal? ¿Qué sugieren sobre nosotros mismos? De esta manera podríamos aplicar concretamente el contenido de la terminología de esta obra a las circunstancias externas de cada uno. La segunda directiva es que al despertar, en un momento favorable, nos imaginemos de pie dentro del sueño que acabamos de tener. Al captar un sentido en este ámbito del sueño, debemos saber que estamos llevando nuestra conciencia de personas despiertas a su interior. Desde el punto de vista de tener plena conciencia de la acción y los hechos del sueño, ¿qué hacer ahora dentro del sueño y con él? Soñarlo otra vez con conciencia. Por ejemplo, las cosas de las cuales huimos en nuestros sueños comunes pueden encararse ahora. Ver procesamiento de sueños.

Ver lucid dreaming

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