Sueño como terapeuta y médico
Hay una larga tradición de utilizar los sueños como base de una curación tanto física como psicológica. Uno de los primeros casos registrados de curaciones de este género es el del Faraón, cuando “su espíritu estaba preocupado, y envió por todos los magos de Egipto y todos sus sabios y el faraón les contó su sueño, pero no hubo nadie capaz de interpretarlo”. Entonces José reveló el significado del sueño y así tuvo lugar la curación de la mente atormentada del Faraón (Génesis 41). Los sacerdotes griegos de Esculapio eran muy partidarios de utilizar los sueños como base para la curación del cuerpo y de la mente (ver sueños y la antigua Grecia.) Los indios iroqueses practicaban una forma social de terapia por los sueños (ver culto iroqués de los sueños). La práctica tuvo una difusión mucho más amplia aún, a través de la historia, en ciertas costumbres de los cristianos pentecostales, en el yoga saktipat en la India y en los grupos de Anton Mesmer (ver movimientos de los sueños).
Sigmund Freud fue el pionero del uso de los sueños en terapia, pero después del trabajo realizado por él se han desarrollado numerosos enfoques diferentes. Los ejemplos de la acción terapéutica de un conocimiento de los sueños aparecen en nuestras secciones sobre abreacción, sueños recurrentes, reptiles. La sección sobre procesamiento de sueños ofrece datos sobre el uso de los sueños como medio de obtener mayor conocimiento y alivio frente a un problema. Ver también sueño como lugar de encuentro.
Un rasgo que los que utilizan sus sueños como instrumento terapéutico mencionan una y otra vez es el aumento de poder que logran. Muchos de nosotros tenemos sentimientos inconscientes en el sentido de que todo trabajo importante en la curación de la mente y el cuerpo sólo puede llevarse a cabo con la intervención o la dirección de un experto, que podría ser un médico, un psiquiatra, un psicoterapeuta o un osteópata. Al observar el resultado de su propio trabajo con sus sueños, aun con la ayuda de un experto, se produce un maravilloso proceso interno que obra activamente en su propio beneficio. Una mujer que había trabajado activamente en sus sueños con la ayuda de una amiga no experta, declaró: “Me dio una gran confianza en mi propio proceso interno. Decidí que había en mí un elemento de gran poder que actuaba en mi propio beneficio. Era como si estuviese colaborando con la vida”. Con frecuencia nos sorprenden nuestros propios recursos de sabiduría, penetración profunda y sentido de conexión con la vida, tal como los que descubrimos en el trabajo con nuestros sueños. De esta manera ellos cumplen con el papel de contribuir a nuestro equilibrio y salud. La conciencia creciente de nuestra visión centralizada de las cosas, tan amplia, penetrante y a menudo humorística, favorece el desarrollo de la autoestima, a medida que se desenvuelve la saga de nuestros sueños.
En este punto cabe señalar que si una persona se limita simplemente a registrar sus sueños sin tratar de hallar un profundo contacto emocional con su contenido, no ocurrirá lo descripto anteriormente. Cuando buscamos sentimientos e ideas asociados comienza el trabajo de entretejer las numerosas hebras de nuestra vida. Gradualmente creamos, mediante una acción de colaboración con el proceso de soñar una unificación más sólida de lo oscuro y lo claro, lo doloroso y lo trascendente en nuestra naturaleza. El resultado es un extraordinario proceso de educación.
Ver healing and therapeutic action of dreams