Difuntos

“La madre de mi marido, muerta ya, llegó y, deslizando cuidadosamente los brazos bajo los míos, me levantó. Me puse a gritar: ¡ Bájenle! ¡Bájeme! No quiero irme todavía. Con igual cuidado me dejó caer sobre la cama y desapareció”. (EH.)

La mayoría de los sueños en que figuran muertos expresa nuestros esfuerzos por manejar nuestros sentimientos, culpa o enojo en relación con la persona muerta; o nuestros propios sentimientos frente a la Muerte. En el ejemplo el temor es que nos lleve la muerte.

Cuando muere alguien muy próximo a nosotros pasamos por un período de cambio en nuestra relación con ellos como realidad externa, hasta encontrarlos y aceptarlos como vivos en nuestra memoria y en nuestra vida interior. En el ejerriplo siguiente el soñante no sólo ha aceptado la muerte de su madre y la propia, sino que ha encontrado además su realidad interior: “Se materializó; algo como un pilón de azúcar de color gris oscuro. Mientras yo lo estaba contemplando su color palideció. No se movió. Empecé a pensar que era la señora Molten, quien murió en 1956. La sensación era cada vez más intensa, pero el pilón seguía palideciendo. Entonces se inclinó hacia mí y me besó en la cabeza. En ese instante supe que era mi madre. Me invadió un éxtasis de júbilo y alegría como nunca he conocido en esté mundo. Durante unos pocos días estuvo acompañándome en la mente en todo momento”. (Señor M.)

Marido o esposa muertos: muchos sueños con muertos se registran en mujeres que han perdido a su marido. Es común tener, sueños perturbadores durante algún tiempo, o bien no poder soñar nunca con el marido (o la esposa); o ver al cónyuge a la distancia, pero no poder acercarse. Al aceptar la muerte, enfrentar sentimientos de pesar o de pérdida, de enojo o de amor que perduran, el sueño puede tomar las características del ejemplo siguiente, el cual muestra al mismo tiempo la resolución de la pérdida y la paradojade comprender que el encuentro era una realidad interna: “Hace unos dos meses sentí al despertarme que mi marido apoyaba un brazo sobre mí y luego tuve la sensación real de tomarlo del brazo y de volverme hacia él (lo que había hecho tantas veces cuando él vivía), y le dije: ‘Creí que habías muerto. Gracias a Dios no has muerto’. Me desperté entonces angustiada y sumamente conmocionada”. (Señora 1.) Un espíritu crítico podría señalar que éste es sólo un sueño en el que una mujer ‘solitaria reproduce recuerdos de la presencia de su marido muerto en busca de consuelo, de allí su desilusión al despertarse. Sea cual fuere nuestra opinión, la mujer tiene en sí esos recuerdos y eso le permite revivirlos. Son una realidad. Esa realidad es la que ha dejado en su interior la experiencia de su relación. Su desafío consistirá en recibir este tesoro con su parte de dolor y extraer de él la esencia que pueda enriquecer su propio ser. Se trata de la vida espiritual de su marido. La “vida” de él en este sentido es también social, ya que muchas personas comparten recuerdos de él. Lo que surge en sus propias vidas por dichos recuerdos es la influencia palpable de la persona hoy muerta.

Cabe señalar, sin embargo, que los muertos nos tocan además en formas más misteriosas, como en el ejemplo que sigue: “En un programa televisivo reciente un hombre que sobrevivió en un, campo japonés de prisioneros en Singapur, recibió de manos de otro prisionero moribundo la fotografía de unos niños. El hombre le pidió que comunicase su muerte a su familia, pero no le dio su nombre.” El otro guardó la fotografía durante cuarenta años, pues aunque quería cumplir su promesa, no sabía cómo hacerlo. Una noche soñó que le decían el nombre del soldado muerto. Las averiguaciones permitieron localizar a la familia, que tenía una fotografía idéntica.

Ver death y dreams of death and beyond

Copyright © 1999-2010 Tony Crisp | All rights reserved