Arquetipo del Yo

Nuestro yo consciente o ego es sólo una parte diminuta de la totalidad, como resulta evidente cuando consideramos qué proporción de nuestra memoria o experiencia podemos retener en lá mente en un determinado momento. El yo, en la definición de Jung, es tanto aquello de lo cual tenemos conciencia como el importante potencial que permanece en el inconsciente. El yo no tiene límites conocidos, ya que hasta ahora ignoramos el fin de lo que es capaz la mente. La masa de experiencia y de conciencia oculta en el fondo de nuestra conciencia en estado de vigilia es como un factor orientador que aparte de expresar piezas precisas en forma de hechos y sucesos recordados, nos guía, si sabemos escuchar a través de la intuición, en estados emocionales, sueños o revelaciones. Sus símbolos son un anillo, un sector cuadrado, un gran árbol, Cristo, una persona o un animal resplandeciente, un animal que habla, una piedra o una roca extraña, símbolos como la cruz o el mandala, una mesa redonda, Dios, un gurú, un elefante, una serpiente coronada o reluciente.

Los siguientes son ejemplos del yo en los sueños:

Ejemplo: “Estoy trepando un árbol para obtener una piedra. Esta piedra tiene poderes especiales que florecen. Estoy casi junto a ella cuando miro hacia abajo y veo que no hay ramas en el lado izquierdo del árbol. Esto me lleva a considerar la posibilidad de caer, idea que a su vez me hace temer seguir trepando. Me despierto con el corazón palpitante, pero con poca sensación de temor”.

Ejemplo: “Mi-ré el tercer cuadrado y estaba lleno de algo azul e iridiscente, brillante y muy hermoso, una sustancia hermosa. Sentí que tenía que ver con la religión, pero no lo comprendí del todo”.

Ejemplo: “Estaba en una pequeña ciudad con un grupo de hombres. Estábamos parados en una plazoleta, rezando. Mientras rezaba me di cuenta de que podía volar”.

La conciencia del contenido del yo es importante. Contiene lo que es nuestra sabiduría personal y nuestra intuición sobre la vida en general y en particular. No está lleno de credos y dogmas y conflictos como los intentos organizados de expresar lo espiritual. Tiene, no obstante, su aspecto sombrío. Para asir la piedra con poderes especiales, comprender la importancia del cuadrado azul iridiscente, o hallar una verdadera elevación al rezar, como lo expresan estos sueños, tenemos necesidad de una mente clara y racional que permite la intuición y los sentimientos, pero no se pierde ni se entrega en la inmensidad del yo. Al palpar la vastedad de nuestro ser podemos sentir esa inmensidad en nosotros mismos, o que lo sabemos todo, o que somos un gurú. En este estado, afirma Jung, la persona pierde todo su sentido del humor y se desprende de contactos humanos comunes.

Funcionalmente, como defensa contra el encuentro con nuestro dolor y con nuestro trauma infantil al entrar en este vasto depósito de nuestro ser, podríamos escapar volando hacia sentimientos en los que amamos todas las cosas, conocemos el misterio de todo, somos Buda. El problema es que si bien somos en esencia Cristo, o tenemos sabiduría, estos logros están distorsionados por el trauma no tratado de la infancia y sus anhelos. Ver aura; mandala.

Ver Arquetipos

Ver archetype of the self

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